Chile vive y anhela profundos cambios. 

La pandemia ha hecho evidente la necesidad de más y mejores espacios públicos, de lugares silvestres en medio de la ciudad que permitan interactuar con la naturaleza. Los cerros isla –que son parte de la identidad del paisaje chileno– se presentan como una oportunidad para responder a esta necesidad.

Sólo en la Región Metropolitana hay 62 cerros isla. De ellos, 26 se encuentran dentro del área urbana de Santiago y suman más de 5 mil hectáreas. Estos cerros tienen el potencial de ser transformados en parques naturales y, así, triplicar el número de áreas verdes, lo que mejoraría sustancialmente la calidad de vida de las personas. Además, pueden proveer grandes beneficios ambientales, relacionados con la descontaminación del aire y la captura de gases de efecto invernadero, así como beneficios sociales, vinculados a la recreación, la cohesión social y al deporte al aire libre, entre muchos otros.

Consideramos necesario aprender a valorar el entorno geográfico y reconocer las características propias de los ecosistemas naturales donde se emplazan nuestras ciudades. Esto permitiría que, en lugar de generar grandes inversiones en la construcción y mantención de nuevos parques, se priorice la recuperación de los remanentes de naturaleza existentes, logrando la consolidación de parques naturales urbanos con mínimas intervenciones que respeten los ecosistemas nativos.

Para lograr lo anterior es fundamental aunar intereses desde el mundo público, privado y la sociedad civil, con el objetivo de promover nuevas instancias de colaboración y fortalecer las existentes. Producto del interés mutuo y de la colaboración lograremos que los cerros isla contribuyan en el desarrollo de mejores ciudades y en la calidad de vida de quienes habitan en ellas.